Francesco Tonucci (1941) es un pensador,
psicopedagogo y dibujante italiano que se dedica al estudio del pensamiento y el comportamiento infantil.
Conocido con el seudónimo “Frato” y por su gran libro de viñetas
tan utilizado en infantil: “40 años con ojos de niño”
Viñetas que llevan grandes reflexiones detrás, muy recomendadas
para padres/madres, educadores/as, políticos, ministros de Wertducación…
Aquí os dejo la entrevista que le hicieron en 2007 sobre su
libro La Ciudad de los Niños, espero que la disfrutéis ;)
67 años. Nací en Fano y vivo en Roma. Estoy casado y tengo tres
hijos y un nieto. Desde 1966 soy investigador del Instituto de Ciencia y
Tecnología de la Cognición del Consejo Nacional de Investigación (CNR) Italiano. La política
debería ser un servicio a la comunidad y es un servicio para pequeños grupos.
Soy católico y creyente.
¿Qué quieren los niños?
Los niños que participan en el proyecto La Ciudad de los Niños (en 100 ciudades
italianas, españolas y argentinas) piden todos lo mismo en sus reuniones con
los alcaldes.
¿De qué se trata?
Espacio y autonomía. Tienen un gran conflicto con los coches porque estos crean
peligro y y el peligro impide su autonomía. Unos niños italianos propusieron a
un alcalde dividir el espacio: “Mitad para que aparquen los coches, mitad para
nosotros”.
Angelitos
Estoy luchando con los alcaldes para que abandonen esa costumbre de construir
parques para niños con columpios y toboganes. Los niños necesitan espacios
donde, dentro de un clima de control social, ellos puedan hacen lo que quieran:
pisar el césped, subirse a los árboles y jugar con las lagartijas.
¿No les gustan los espacios para niños?
Los pequeños no quieren estar recluidos en su habitación para jugar, ni en
ludotecas, ni en todos esos espacios que construimos para que estén
controlados. Lo que hace un niño controlado por un adulto es distinto de lo que
hace solo. Están perdiendo esa posibilidad de vivir experiencias solos y por
tanto la posibilidad de jugar.
Parece grave
A nivel cognitivo es gravísimo, por eso los niños están proponiendo que la
ciudad retome el espacio público, como público.
¿Reivindican la necesidad de jugar?
Sí. Un niño le espetó al alcalde de Roma: “Estaba jugando en la plaza y un
guardia me quitó la pelota”. Los niños tienen derecho a jugar en las plazas
públicas. ¿Con la pelota? Sí. En Lima vi un cartel que suscribo: “Prohibido
jugar a la pelota excepto niños”.
Plazas con pelotas y sin coches, ¿utópico?
Los niños deben poder jugar como quieran ellos. En el patio de casa, en la
acera, en los paseos…, porque éstos son espacios públicos. Debemos invertir en
cómo nuestras ciudades, no en una teórica, pueden transformarse en lugares
donde los niños puedan ser niños. Y los que más me preocupan son los de tres a
seis, porque les estamos robando la autonomía, herramienta básica de futuro.
¿Cómo percibimos hoy a los niños?
Los adultos y por tanto los propios niños se perciben como una persona que vale
por lo que será mañana y no por lo que es hoy. Hoy educar significa pedir a los
niños que dejen de comportarse como niños y lo hagan como adultos.
¿Cómo se soluciona?
Escuchando sus tonterías, porque cuando un niño dice una tontería es algo que
no ha oído de sus padres ni de sus maestros.
Regáleme una tontería
El deseo de un niño: “Quiero una cancha de fútbol sin entrenador”. Entiendo que
los niños estén hartos de adultos. La diferencia entre un niño de cinco años de
hoy y yo cuando tenía su edad es que yo tenía mucho tiempo sin adultos, por mi
cuenta. Hoy la gran preocupación es enseñarles todos los peligros.
Peligros que les cortan las alas
La soledad es la grave enfermedad de los niños que hoy viven en las ciudades
ricas. Familias de hijos únicos, sin compañeros dentro de su propia casa y,
debido al peligro ambiental, sin posibilidad de salir a buscarlos.
Tienen a sus compañeros de escuela
Amigos institucionales, compañeros controlables. En mi infancia hacer un amigo
nuevo era un riesgo que requería capacidad de conocimiento de los otros, y me
parece un valor enorme. La dificultad que hoy tienen los jóvenes de crear
pareja estable se debe a que les faltó la experiencia de crear relaciones que
tuvieran que afrontar solos.
El riesgo asusta
El riesgo es una componente esencial del desarrollo. Sería deseable que los
niños encontraran sus obstáculos en el momento útil, medir si pueden saltar un
riachuelo o si les compensa relacionarse con alguien.
Hay quien opina que ya tendrán tiempo.
Los pequeños pasan sus días frente a adultos instructores, les es difícil hacer
cosas raras. Así se va alimentando una necesidad de riesgo acumulada que
expresará con su primera moto y en las salidas nocturnas.
Interesante.
Los niños no son aspirantes suicidas, no buscan situaciones que no puedan
dominar porque se trata de jugar. A cambio de impedirles ese juego exploratorio
les damos protección y posibilidad de adquirir muchas cosas. Se crea así una
relación perversa entre un niño que quiere mucho y un adulto que piensa que
tiene que dar mucho para compensar lo que no puede darle. Los regalitos
continuos destruyen la capacidad de juego.
¿Hay que renunciar al control?
Sí, hay que acompañar “pero de lejos”, como decía un niño argentino. Los niños
aprenden mucho más jugando que estudiando, haciendo que mirando. El
juego que hacen solos sin el control de los adultos es la forma cultural más
alta que toca un niño. Los niños que han podido jugar bien y durante mucho
tiempo serán adultos mejores.
¿Qué consejo daría a los padres?
Dele a su hijo más autonomía, con normas de espacio, de tiempo y sociales, y le
sorprenderá cómo mejora la comunicación: correrá a contarle lo que ha
descubierto.
Debemos perder el miedo…
Así es. en tres municipios de Roma los niños de seis y siete años van solos al
colegio. Los padres y los tenderos controlan pero sin que los niños lo sepan.
Para ellos es un gran regalo, se sienten reconocidos y se hacen más
responsables. Y, curiosamente, esos barrios se vuelven más seguros.
Gràcies per la idea Silvia =)
Entrevista extraída de: http://www.elblogalternativo.com/